El Pacto de Calatayud; Soberanía y Colonialismo en Canarias

 (Primera aproximación del año 2.000 de Alternativa Maga Nacionalista)

 Completado y corregido en el 2009 en Soberanía y Colonialismo en una Nación, y el Acuerdo-Pacto de Calatayud de 1481, Felipe O. Ros Brandon. Editado por la Asociación FAITA - 2009. El nuevo documento online.

 

 

 

 

 

 

 

Afirmar que el Pueblo Canario es un sujeto histórico es algo relativamente sencillo ya que aquí estamos, existimos hoy, y nadie puede negar que hace 500 años también existía un pueblo canario, y hace 1.000, y ya pocos dudan que por lo menos hace 2.000 años ya existía, y que por lo tanto también existe una trayectoria en el tiempo, un camino entre un punto y otro, una historia de ese sujeto histórico.

 

Cosa distinta es si hablamos del protagonismo, del grado de soberanía del Pueblo Canario sobre esa trayectoria histórica, y cosa distinta también es el nivel de conocimiento que tenemos de toda la historia, hasta que punto logramos componer el rompecabezas de nuestra historia por la dificultad que supone la ocultación oficial de los hechos y derechos del Pueblo Canario, así como de muchas fuentes.

 

Desde el punto de vista de la soberanía nadie cuestiona la existencia de un periodo largo de soberanía completa hasta hace poco más de 500 años. Las discrepancias empiezan en ese momento en la que muchos sectores platean una ausencia absoluta de soberanía canaria, posición respaldada por esa ocultación oficial de los muchos hechos y derechos que hablan de grados de soberanía canaria.

 

Si hay un hecho, algo que condicione y determine por sus consecuencias  históricas, en lo más profundo de su ser al actual pueblo canario; algo que sea realmente su “Ethos” político actual, es el llamado “Pacto de Calatayud” (30 de mayo de 1481) ( 1 ). Firmado por Tenesor Semidán (Fernando Guanarteme) y Fernando de Aragón ( 2 ), por medio del cual Canarias terminaría integrándose como Reino, con una serie de condiciones y derechos que permitían la pervivencia del pueblo y la Nación Canaria con sus características propias, al conjunto de Reinos que formarían el Estado español.

 

Con esas características el Pacto interesa a los canarios que consiguen pacificar la vida en el Archipiélago tras casi un siglo de constantes enfrentamientos militares con españoles y portugueses, en un momento de enfrentamientos cruzados entre esos dos países por el control del Oeste Africano. Ante la falta de riquezas minerales en Canarias el Pacto es satisfactorio para los españoles ya que se garantizan el valor geoestratégico del Archipiélago para la penetración en el resto del Continente, valor geoestratégico que aumenta con la llegada de los europeos a América.

 

Este ha sido un pacto de difícil equilibrio en su cumplimiento, pacto que los canarios han intentado defender por lo que significa de tratado político que reconoce la entidad "nacional" canaria y por lo tanto como mecanismo de garantía de pervivencia del pueblo y la Nación Canaria, y que los españoles han soslayado cada vez que han podido para facilitar intereses coloniales en Canarias. El equilibrio ha sido precario, decantándose allá por el siglo XVIII el fiel de la balanza en favor de los intereses del Estado español, en contra de los intereses de la Nación Canaria, momento en el que el Pacto deja de aplicarse sin que ninguna de las partes, ni Canarias, ni el Estado español, lo rompa o denuncie legalmente, quedando en la indefinición.

 

Las ocultaciones oficiales de ese pacto, del que se habla en las diferentes crónicas pero  en las que no se describe claramente, nos lleva  a estudiar los derechos de ese pacto según los hechos a lo largo de los últimos 500 años.

 

En los antecedentes del Pacto de Calatayud había una tradición de pacto entre canarios y europeos desde principios del siglo XV, empezando con los Normandos.

 

A diferencia de lo que era el comportamiento de los conquistadores europeos de la época para con los "paganos", en Titerroigakat -Lanzarote - la entrada de Jean de Bethencourt , para evangelizar, va unida a la formalización de una alianza matrimonial entre la familia "Real" de la Isla y la de Bethencourt, con la boda Teguise hija y heredera de Guadarfía, y Maciot  sobrino y heredero de Bethencourt, con lo que los canarios y los europeos quedan formalmente en plano de igualdad, con la paradoja de que las dos partes pueden sentirse satisfecha ya que desde el punto de vista canario la sucesión política queda garantizada por la vía matrilineal como indica la tradición maga, y desde el punto de vista normando la "conquista", o señorío, se consolida.

 

Cuando ya se llevaba medio siglo de expediciones militares europeas, Sancho de Herrera ( 3 ) y Diego de Herrera ( 4 ) llegaron a acuerdos en Tenerife y Gran Canaria respectivamente para construir dos torres a cambio del mutuo respecto y la coexistencia pacífica, y que al menos en el caso de Tenerife se establecieron "leyes y conciertos".

 

Al Pacto de Calatayud, firmado para toda Canarias, primero se integra Gran Canaria, posteriormente se suman La Palma y Tenerife, para terminar sumándose el conjunto del Archipiélago, tras rebelarse el resto de las islas contra el régimen señorial y pedir ser incluidas en la aplicación del pacto. En otro orden de cosas, el pacto hace posible la aplicación en Canarias de una versión modificada y mejorada del llamado “Fuero de Toledo” (leyes del Reino de Castilla). Este fuero permite que el  pueblo canario a nivel formal se dote de una serie de organismos propios, estructuras políticas paralelas a las del resto de reinos del nuevo Estado español ( Aragón, Castilla, Navarra ) con una  amplia  autonomía en capacidad de decisión y actuación respecto a la corona y que mantiene unas enormes cotas de soberanía para la Nación Canaria a diferencia de los territorios conquistados militarmente y colonizados por España en el siglo XVI.

 

Consecuencia de las condiciones pactadas es la pervivencia de las tradiciones, creencias, normas, cultura en general (5), que incluso permitió un enorme grado de  cohesión social por lo cual fue posible, en el precario equilibrio con los poderes españoles, un  enorme grado de capacidad de respuesta colectiva, un enorme grado de integración nacional como se vio en los diferentes conflictos hasta el siglo XVIII cada vez que los españoles intentaron saltarse lo pactado sin lograrlo como es el caso entre otros de:

 

¨       Levantamiento de Ichasagua en 1502. ( 6 )

¨       Mantenimiento de poblados y asentamientos tradicionales canarios en contra de las pretensiones de los colonos. ( 6 )

¨       El asalto del Cabildo de Tenerife y la quema del censo fiscal de Fernández de Lugo ( 6 ).

¨       Levantamiento de Agüimes para evitar el robo de las tierras en explotación por y para los canarios por parte de colonos españoles ( 7 ).

¨       El ajusticiamiento del Intendente Ceballos en 1720, en Santa Cruz de Tenerife. ( 8 )

¨       Levantamiento en la Aldea en 1770 por las roturaciones de tierras. ( 8 )

¨       Levantamientos en 1778 por la explotación de las tierra en Arico, Chasna y La Aldea ( 8 )

 

Entre los hechos y derechos conocidos que nos hablan de elementos de soberanía canaria producto del Pacto de Calatayud frente a la soberanía española, tenemos:

 

¨       El reparto de tierras y otros medios de producción entre los canarios. ( 9 )

¨       Mantenimiento de los "títulos nobiliarios" entre los canarios. ( 13 )

¨       Existencia de una fiscalidad diferenciada. ( 6 )

¨       Existencia de milicias canarias. ( 8 )

¨       El derecho de placet con respecto a las leyes estatales. ( 10 )

¨       La acuñación de moneda propia hasta 1776.  ( 11 )

¨       La posibilidad de comerciar independientes del monopolio comercial español, incluso con Inglaterra, principal adversario de España en la época, contando con delegados comerciales ajenos al propio monopolio español.( 12 )

¨       Mantenimiento de roles socialmente relevantes por parte de las mujeres canarias en temas sociales como es el caso de Inés Chemida, o en temas legales como es el caso de María de Güimar, o en temas de sucesión como es el caso de ésta y sus hijas. ( 6 )

¨       Mantenimiento de normas civiles magas como el derecho de separación de las mujeres. ( 14 )

¨       Reclamación de los derechos por parte  de los canarios ante los tribunales. ( 6 )

¨       Cobro de deudas de los canarios a los colonos como se puede ver en la herencia de Fernando Tacoronte. ( 6 )

 

Todos estos elementos son resultado del Pacto de Calatayud y son de aplicación para los canarios, muy lejos de padecer un trato colonial como los muchos pueblos conquistados y colonizados en la época. Por otro lado, la presencia de colonos europeos supone en algunos aspectos la existencia de elementos legales paralelos como se demostró con el intento de Fernández de Lugo  de recaudar entre los canarios, exentos de ese tipo de impuestos, lo que la Corona reclamaba a los colonos, que no estaban exentos, pretensiones que terminaron con un asalto al Cabildo y la quema de los censos elaborados por Fernández de Lugo sin que se produjera ninguna detención, ni investigación, y cubriendo los colonos al final el impuesto (6).

 

En la ambigüedad legal entre los derechos de las dos comunidades, además del tratado de integración, el 20 de diciembre de 1494 se promulga como decíamos un fuero para Gran Canaria. En las otras islas se aplican otros fueros con pocas diferencias que se tienden a unificar en la practica con  “reales cédulas” que son completadas con las “ordenanzas insulares”. Las Ordenanzas del consejo  de Gran Canaria se promulgan el 23 de junio de 1531 y las de Tenerife en 1540.Todas estas normas más las añadidas a lo largo de la Historia constituyen lo que damos en llamar “El fuero de Canarias”, con todas sus especificidades  (15).

 

 

El  “Fuero de Canarias”, como plasmación política del Pacto creaba  unos  organismos, a distintos niveles, tales como:

 

·                     Los consejos municipales o Cabildos, uno por cada isla, y con posibilidades de coordinarse entre sí. Eran una asamblea de notables, aunque en determinadas circunstancias especiales se contará  con la participación  de los vecinos. Además de tener derecho de placet ante las leyes estatales, era el gobierno real de la Isla y negociaba directamente con la corona sin tener representante en la Corte ( 11 ). Frente al poder autónomo del Cabildo se sitúa  el poder estatal con  sus gobernadores y regidores.

 

·                     La  Audiencia de Canarias, que entra en funcionamiento en  Diciembre de 1526 en Gran Canaria, con atribuciones sobre todas las islas. A partir de 1589 se unifican los cargos de gobernador, capitán general y presidente de la Audiencia,  lo que aumenta las tensiones  y conflictos con los Cabildos.

 

·                     El Obispado, que si bien el  obispo viene impuesto desde España, tiene  aquí en Canarias, un Cabildo Eclesiástico que ejerce de contrapoder y que  está  constituido también por clero canario ( 14 ), llegando a enfrentarse y a frenar directamente las actuaciones de la Inquisición, la "Santa Hermandad". El poder del Cabildo Eclesiástico fue mayor aún en la realidad por las constantes ausencias de los Obispos. ( 16 )

 

 

Desde 1481 podemos distinguir varios periodos en la relación de Canarias con el Estado, desde el punto de vista de la soberanía, del poder real de los canarios para poder determinar los acontecimientos en nuestra propia Tierra:

 

1.        Aplicación efectiva del Pacto de Calatayud, más allá de los enfrentamientos para que el mismo se respetara - desde 1481 al siglo XVIII.

2.        Inicio de la pérdida real de soberanía entre finales del XVII y el XVIII.

3.        Colonización general de Canarias en lo cultural, lo social y lo económico, a partir de finales del siglo XVIII, y los siglos XIX y XX.

 

 

1.- Aplicación efectiva del Pacto de Calatayud.

 

Si entendemos por soberanía a la capacidad real de decidir como se organiza una comunidad en sus diferentes facetas económicas, culturales, sociales y políticas, podemos asegurar que el Pacto de Calatayud otorgaba un alto grado de soberanía a los canarios.

 

Lo mejor que nos habla del cumplimiento práctico del Pacto en un primer momento es la resolución de los diferentes conflictos dados, y antes mencionados, desde la firma del mismo hasta el siglo XVIII, donde se respetan los intereses canarios, sin represión a los protagonistas canarios en los enfrentamientos, incluso en el enfrentamiento con la reconstrucción del Menceyato de Adeje en 1502.

 

Al principio de esa época es muy significativa la continua adquisición de la libertad por los canarios esclavizados antes del Pacto en cada Isla, incluso con la vuelta de muchos de los enviados fuera de Canarias y la libertad para los Alzados capturados ( canarios que no aceptan el Pacto, o se rebelan en algún momento por como se está aplicando el mismo), que llegó en 1511 a contar con una orden soberana de dar libertad a todos los "Guanches" esclavos, al menos en Tenerife. ( 6 )

 

La situación es lo suficientemente aceptable para los canarios hasta el punto en que son las Milicias Canarias las que repelen los ataques de ingleses, holandeses y franceses ante la falta de soldados españoles que defendieran  los intereses españoles en el Archipiélago, y en unos momentos en que se comerciaba vino con Inglaterra. La acción de dichas Milicias es una expresión clara de que los canarios no queríamos cambiar de zona de influencia a pesar de nuestra buenas relaciones con los otros países.

 

El elemento más negativo en éste periodo es el llamado impuesto de sangre por el cual familias canarias se vieron obligadas a emigrar a América. Aunque fueran libres y con tierras en propiedad, estábamos obligados a repoblar zonas de América, y sobre todo a aportar la mano de obra especializada  para articular el sector agrícola que tanto necesitaba el imperio español, para el que los españoles no estaban preparados ( de hecho en España sufrían una crisis alimentaria por el desmantelamiento del sector agrario que supuso la expulsión de los musulmanes ), y que tampoco les generaba interés por los mayores beneficios  de las minas de oro y plata.

 

 

2.- Inicio de la pérdida real de soberanía.

 

Durante los siglos  XVII y XVIII se agudizan las constantes tensiones entre Canarias y el Estado que terminan por consolidar el poder de la  Corona sobre la Nación Canaria, con la consiguiente perdida de soberanía del pueblo canario. Convergen dos tipos de enfrentamientos:

 

a         Políticos, protagonizados por las aspiraciones del estado español de reducir la soberanía canaria, sobre todo tras la llegada de los Borbones franceses a la Corona del Estado español. No sin fuertes enfrentamientos, incluso armados, que contabilizan hasta 99 motines, sólo entre 1648 y 1847 ( 17 ). Los  enfrentamientos entre instituciones de todo tipo: militares, civiles y eclesiásticas, se intentan resolver creando la Real Junta de Negocios de Canarias ( 18 ), que lo único que consiguió fue desprestigiar la Audiencia de Canarias. Los enfrentamientos del tipo de tumultos populares, se solventan por la fuerza de las armas, pero sin garantizar nunca la paz social.

 

b         Económicos, Protagonizados entre; los productores agrícolas de exportación canarios que se ven subordinados a los colonos comerciantes para poder exportar los productos pero que hasta ese momento tenían una posición dominante por el valor de los productos agrarios canarios en el mercado internacional; los productores canarios de autoconsumo; la burguesía comercial para el exterior               ( básicamente foránea que se instala en Canarias por las ventajas fiscales y de libertad comercial que la corona ofrece a esos colonos para ella garantizarse el apoyo logístico en las actividades económicas tricontinentales del monopolio de la Casa de Contrataciones de Sevilla). También aparecen tensiones económicas con el Estado como en el caso de la exportación de vinos a Inglaterra.

 

La situación genera alianzas y enfrentamientos entre los diferentes sectores que son utilizados por el Estado español para mermar la posición de todos los canarios.

 

Por la información que tenemos fue en ese periodo cuando se rompe la cohesión nacional del pueblo canario.

 

Hasta entonces los colonos europeos realizaban constantes denuncias a la colaboración permanente entre los canarios acogidos al Pacto y los Alzados. Colaboración que supuso:

 

Ø       La liberación de casi todos los canarios esclavizados; bien con la compra de la libertad pagada con los fondos obtenidos de la explotación de la tierra por la Hermandades Canarias como la liderada por Tenesor Semidán - Fernando Guanarteme -, y a su muerte por la descendiente Masequera Semidán - La Guayarmina -; Bien por la consecución de decretos como el de 1511 (6).

 

Ø       Igualmente los propietarios oficiales canarios de las tierras, la nobleza canaria, articuló mecanismos de protección social, y distribución de las rentas, como la liderada por Inés Chemida, que canalizaba hacia los sectores más necesitados parte de las rentas obtenidas en la explotación de la tierra y ganados.

Ø       Como queda claro en las actas de los Cabildos ( 6 ), también hubo colaboración económica facilitando los "no Alzados" el acceso a ganado y otras necesidades a los Alzados.

 

Para proteger nuestros intereses nacionales frente a los intereses estatales y foráneos en general, se  consigue mantener el régimen de  privilegios y especificidades  canarias, amparándose en el  pacto de unión al Estado y que nos permitían formalmente defendernos de los intereses monopolísticos estatales, ajenos a nosotros, y defendidos por la Casa de Contratación de Sevilla y Cádiz ( 19 ).

 

En la lucha cruzada entre los diferentes sectores podemos encuadrar el motín de Garachico de 1666.

 

Durante el siglo XVII  se da la circunstancia de que en algunas Islas ( básicamente Tenerife, y en menos medida La Palma y Lanzarote ) la economía se centra en el cultivo  del vino que se dedica  a la exportación - principalmente con Inglaterra e independientes del monopolio español -, y en las otras islas ( básicamente Gran Canaria, Fuerteventura y en menos medida Lanzarote ) la producción es más diversificada y dedicada al autoconsumo de todo el Archipiélago. Con un precario y delicado equilibrio basculante  entre los precios de los productos de exportación y las  necesidades de autoabastecimiento, se produjo un amplio período de eficiencia económica muy beneficioso para los intereses de la Nación Canaria que se vio reflejado en el sistema monetario. Con todo, el éxito venía condicionado por las coyunturas externas de carácter geopolítico y por la  capacidad  real de controlar el mercado exterior. Además la progresiva deforestación de las Islas ( originada sobre todo por la tala de árboles para las labores logísticas del tráfico marítimo español para América, y en menos medida para abrir tierras a la agricultura ) rompía el ciclo canario del agua generando una endémica escasez de este bien que va a condicionar la evolución agrícola con graves periodos de crisis con las periódicas sequías.

 

Como decíamos, el  sistema monetario canario vio reflejada la eficiencia económica, gracias a la riqueza consolidada durante el siglo XVI por los productores agrarios, mayoritariamente canarios, contaba con una moneda con una cotización superior a las españolas y que en la balanza comercial entre Canarias e Inglaterra permitía un superávit  favorable a Canarias. De ahí que los ingleses tuvieran interés de cambiar el estado de la balanza comercial introduciendo sus productos en Canarias y reduciendo el precio de los vinos canarios cuya producción estaba básicamente en manos canarias. La burguesía comercial, básicamente foránea hasta mediados del siglo XX, se alía con los ingleses para la importación de sus productos, mientras que España consigue introducir  vinos portugueses y españoles a gran escala en Inglaterra, hundiendo los precios y el comercio canario que pasa a ser deficitario a partir de 1730, no sin la ayuda de la burguesía comercial, que se beneficia  con la entrada de productos en el Archipiélago, con perjuicio para el conjunto de la sociedad canaria que ve mermado el control sobre la dinámica económica interna ( 20 ).

 

La organización comercial exterior controlada por colonos era inadecuada y sin reserva de capitales suficientes que paliaran los escasos beneficios en los periodos de crisis. Al cerrarse los distintos mercados exteriores se buscan otros alternativos de los cuales se dependerá en mayor medida. Esto se produce en ésta época condicionados por los intereses geoestratégicos estatales, totalmente diferentes a los intereses canarios. Un ejemplo es el comercio del vino con Inglaterra.

 

A la vez, la precariedad económica del Estado, obliga a contribuir con “donativos” y hombres  en las diferentes levas de soldado para los distintos conflictos que sostiene España durante ese periodo de tiempo. Al imponerse los intereses del Estado frente a los intereses nacionales canarios se produce una continua descapitalización del Archipiélago, con la salida de la plata atesorada, pasándose de un sistema financiero estable, seguro y fuerte a una crisis endémica en el ámbito monetario, siendo incapaz de afrontar con garantías los distintos reveses y calamidades naturales que dejan, a partir de entonces y hasta hoy, a la sociedad canaria en situación de crisis permanente.

 

En esa situación de intereses cruzados entre la ya corona española, los colonos "residentes" en Canarias, los canarios poseedores de medios de producción dedicados a la exportación, los canarios poseedores de medios de producción dedicados al autoconsumo, y los trabajadores de los diversos sectores, la victoria estatal se consigue al romperse el consenso nacional  en las filas canarias, al darse la circunstancia de que una parte de la sociedad canaria, a cambio de ver beneficiados sus intereses particulares, prefiere apoyar al Estado en la confrontación política, aunque ello traiga la desintegración nacional y la descohesión social  canaria. Una situación parecida se da en el siglo XX con la desaparición del sucedáneo de los fueros canarios, los Puertos Francos y el Régimen Económico y fiscal de 1972.

 

 El siglo XVIII con el cambio de dinastía en España que sustituye a los Austrias por los Borbones; por el desgaste de las guerras de sucesión; la pérdida de territorios europeos; y los conflictos en Latinoamérica, debilitan a la corona española que refuerza sus posiciones en Canarias, aumentando el poder centralista y soslayando el Pacto, imponiéndose el carácter  hegemónico de los intereses españoles, la Razón de Estado española, en detrimento de los intereses canarios, iniciándose una colonización real en todos los frentes.

 

 

3.- Colonización general de Canarias.

 

La alianza de hecho entre la burguesía comercial, básicamente foránea, Inglaterra y España se consolida con la Ley de Puertos Francos en 1852, que margina a los productores canarios. Inglaterra satisface sus intereses comerciales en Canarias y en los tránsitos tricontinentales; España conserva las rentas geoestratégicas y absorbe parte de la producción agrícola canaria que adquiere importancia por la pérdida de las producciones latinoamericanas; Y la burguesía comercial instalada en Canarias se beneficia por la expansión mundial del comercio británico que utiliza las Islas como base logística, en detrimento de la sociedad canaria.

 

Este cambio de la distribución de las rentas lleva a la reestructuración de la población canaria con migraciones masivas desde las zonas de producción, poblados y asentamientos nativos de todas las Islas, a las ciudades puerto, poblados coloniales de Gran Canaria y Tenerife. Esa nueva distribución de las rentas significa el hundimiento de las Islas que no tienen una presencia de la burguesía comercial en beneficio de Gran Canaria y Tenerife que son las Islas, en ese orden, con mayor presencia de esa burguesía foránea. El sector más afectado es el de la agricultura dedicada al autoconsumo por la competencia desleal de los productos importados, agudizándose la marginación en Islas como Fuerteventura sin burguesía comercial foránea y especializada en productos para el autoconsumo en todo el Archipiélago. Por supuesto que la marginación también afectan a las zonas que producen para la exportación ya que se ven obligadas a ceder a los precios que imponen la burguesía comercial foránea. Con todo, la marginación afecta a todas las zonas del Archipiélago dedicadas a sectores económicos productivos, y en beneficio como decíamos de las ciudades puerto coloniales que centralizan el comercio.

 

Con el comercio británico, y en menos medida francés y de otros países europeos, se repite una época de esplendor económico, pero ahora con una estructura económica dependiente que no permitió que el auge económico se transformara en riqueza consolidada como la que había llevado a que la moneda canaria valiera el doble que la española ( 20 ). Además fue un auge económico con graves desequilibrios internos, ya que algunas zonas, e Islas enteras fueron marginadas, y lo que llegó a otros sectores, los de exportación, no era ni mucho menos las rentas justas. La debilidad financiera de la burguesía comercial se trasladó a los diferentes sectores de la sociedad canaria que nunca volvió a tener los recursos de los siglos XVI y XVII, y menos aún a la estabilidad socioeconómica que hasta ese siglo XVII disfrutamos por muchos siglos los canarios.

 

Es esa alianza la que explica la paradójica colaboración en Canarias de los ilustrados, encarnados en Canarias por la burguesía comercial, a esas alturas vinculada a los ingleses, y la jerarquía española de la Iglesia Católica, principal representante del Estado español, que enfrentados en la metrópoli se unían aquí para negar el “atavismo bárbaro”  de la sociedad  y cultura maga canaria, mermando la cohesión sociocultural para favorecer sus intereses económicos coloniales. En sentido contrario a las migraciones de la población canaria, la iglesia española y los ilustrados realizan un plan de desarrollo de iglesias y sociedades ilustradas para eliminar la cultura maga e imponer lo europeo, cosa que después de dos siglos no han conseguido ( 5 ), aunque a partir de 1960 y entorno a las universidades si se desarrollan importantes círculos de "ilustrados" del siglo XX, nativos, que a mucha distancia de los intelectuales canarios anteriores a esa época, actúan internamente desvalorizando y marginando a la población que reafirma la tradición propia.

 

El siglo XIX comienza para España con sus luchas contra las tropas napoleónicas, y se desarrolla pasando por diversos gobiernos absolutistas y liberales, regímenes  monárquicos  y republicanos, y el debilitamiento continuo de su poder como potencia en el mundo con la pérdida de las últimas colonias americanas y asiáticas que van sucediéndose una tras otras, hasta que termine el siglo, lo que lleva a una cada vez mayor implicación en Canarias. La pérdida de las cotas de soberanía  y el desmantelamiento de los mecanismos de autonomía a la hora de la toma de  decisiones, lleva a una auge de una conciencia cualitativa en la defensa de los intereses y la realidad canaria y a plantear el horizonte de la independencia ante la pérdida definitiva del Pacto.

 

Con todo, y acostumbrados a ir por nuestra cuenta, sobre 1880, los pescadores canarios se resisten a perder su presencia en el caladero sahariano, por lo que institucionalizan las relaciones económicas con Marruecos con la firma de un acuerdo de pesca entre la cofradía de mareantes de San Telmo de Las Palmas, con el emir de Marruecos, creándose la  “Compañía  Canario-africana de pesca”, amparada en los derechos históricos de la Nación Canaria a faenar en la zona de los caladeros del banco canario-sahariano, y que dio unos excelentes resultados económicos hasta que un lustro después de su puesta en funcionamiento fue desechada desde Madrid, imponiéndose la creación de la “Compañía Hispano-africana” en defensa de los intereses estatales frente a los intereses nacionales canarios.

 

Las posibles consecuencias negativas para España de una justificada reacción de los canarios ante la falta de derechos y el comportamiento colonial que estaba aplicando la metrópoli, es la que lleva al militar español, y diputado por Canarias, el Sr. Ricardo Ruiz Aguilar, a defender que su país debería aumentar la autonomía que a principios del siglo XX quedaba en Canarias, reducida ahora a unas milicias regionales y unas franquicias, muy diferenciadas de las originales, pero aún diferentes de las existentes en España ( 21 ).

 

Un ejemplo significativo acontece en la Orotava durante el trienio liberal y que viene a evidenciar la diferencia de lo que se puede entender por progresista y reaccionario en España o en Canarias. Mientras en España al trienio liberal se le considera progresista, aquí en Canarias tiene manifestaciones reaccionarias como el caso del juicio contra Matías de Aguilar, presbítero de Garachico,  y otras personalidades que fueron acusadas de “conspiración para la independencia” de las Islas, sólo por defender los intereses y particularidades de Canarias.

 

Como nos indica el Sr. Ruiz de Aguilar, en el siglo XIX y principios del XX, el poder político se estructura desde Madrid. No existe en la práctica la capacidad de organizar un grupo con poder, si quiera autónomo, dentro de la propia estructura de los partidos españoles en Canarias. Estos eligen a un "hombre de poder", independientemente de la ideología real del personaje, para trasladar al Archipiélago los intereses coloniales, y en torno a él desarrollan una estructura partidaria como fue el caso de Fernando León y Castillo y el Partido Liberal español ( 21 ).

 

Como reconoce el mismo Ruiz de Aguilar, cualquier posibilidad de organización de los canarios pasa por núcleos alejados de las organizaciones establecidas como el que representó el Partido Popular Autonomista liderado por Secundino Delgado. En esa misma línea se pueden situar los análisis de Nicolás Estévanez, a pesar de haber sido Ministro de la Guerra en España, y de Benito Pérez Galdos como expresa en el Conflicto que tuvo su hermano, miembro de las milicias regionales, con los mandos del ejército español en Canarias.

 

Desde diferentes sectores y en la línea planteada por Secundino Delgado, se buscan vías de reorganización nacional que devuelvan grados suficientes de soberanía. El propio Secundino bascula entre la salida independentista y la de una autonomía efectiva que recupere el carácter confederal de la vinculación de Canarias al Estado español, pérdida a finales del siglo XVIII y no recuperada todavía.

 

Desde Fuerteventura, Manuel Velázquez Cabrera plantea la necesidad de una reorganización política que permita a los Cabildos intervenir para evitar la marginación de las Islas especializadas en los sectores productivos. La presión de importantes sectores de la sociedad canaria de todas las Islas llevan al Estado a ceder en el hecho de la reforma, pero el Estado consigue modificar el sentido de la misma, alejándola de los objetivos expresados por Velázquez y dejándola en logros más bien formales con la Ley de Cabildos de 1912 ( cosa parecida a lo ocurrido con el Protocolo II de adhesión a la Unión Europea ). Con esa Ley, de todas formas, casi cuaja algo de mayor envergadura cuando se quiso hacer a nivel nacional, entre 1918 y 1919, una Mancomunidad de Cabildos que hubiese sido en la práctica un gobierno nacional, desde donde defender las especificidades canarias, pero que se malogró al final con la imposición del “decreto de división provincial” de 1927.

 

De nuevo el Estado obtiene la colaboración de las burguesías comerciales foráneas de Gran Canaria y Tenerife, que luchan entre sí por lograr la hegemonía en el Archipiélago y que reactivan las dinámicas de enfrentamientos entre Islas para captar el apoyo de otros sectores de cada Isla en sus pretensiones particulares de lograr la hegemonía, y de frenar cualquier proceso de reorganización de los sectores productivos que cuestionara el modelo comercial dependiente de la economía canaria. Objetivo éste último que, como ya vimos, coincidía con los intereses coloniales españoles. El Estado español refuerza su posición con la división provincial  en 1927, acabando con los intentos de reorganización de los canarios.

 

La crisis económica de 1930 deja pronto bien claro que esa división provincial no solucionaba ninguno de los problemas de los canarios que vieron como aumentaba la dependencia económica de los ingleses, y la dependencia política de los españoles. Los sectores agrarios, y productivos, de Tenerife que habían apoyado a la burguesía comercial instalada en esa Isla, comprobaron que el enemigo no era Gran Canaria. Y viceversa, los sectores agrarios, y productivos, de Gran Canaria vieron como la división provincial no solucionaba los problemas de comercialización de los productos de exportación ( 22 ). Así sucede con los otros sectores de la población nativa canaria, sobre todo las del resto de las Islas que quedan definitivamente marginadas.

 

El fracaso real para la sociedad canaria de la división provincial en beneficio del estado español y de las burguesías comerciales que siguen siendo básicamente foráneas ( 23 ), lleva a un relanzamiento de las posiciones canaristas entorno a organizaciones republicanas canarias, confederadas y no dependientes de organizaciones españolas de igual espectro ideológico, que estructuran un proyecto de autonomía para Canarias que reconoce el derecho de Autodeterminación como se plasmó en el Manifiesto del Frente Revolucionario Unido en 1934.

 

Durante la segunda República española se demuestra, una vez más, que ante la realidad colonial canaria, todos los partidos españoles son reaccionarios, y de ahí los enfrentamientos entre las organizaciones canarias y las españolas con las que estaban asociadas, por el Estatuto de Autonomía. El caso más clarificador es el enfrentamiento entre los comunistas canarios, PCC, y los comunistas españoles, PCE, que formalmente reconocían el derecho de Autodeterminación de los pueblos pero que nos lo niega a los canarios, aunque lo pidiera la única organización canaria, el PCC, asociada a ellos en ese momento.

 

Los enfrentamientos llevan a un retraso en la aprobación  del Estatuto Canario que quedó pendiente de aprobación  con la rebelión militar que parte de Canarias, que destruye por la fuerza a todas las organizaciones canarias que buscaban la reorganización nacional, y que termina instaurando el régimen  totalitario y autárquico del general Franco que agudiza la dependencia política y sociocultural de los canarios que, por primera vez, ven como se reprime por la fuerza las costumbres canarias, prohibiéndose hasta las expresiones musicales ( Tajarastes, baile del pámpano roto, etc.).

 

España no podía impedir el tránsito de otras potencias europeas por Canarias, más aún cuando el nuevo régimen franquista le debía a algunas de ellas su victoria contra el régimen republicano. Pero España necesitaba las producciones canarias, sobre todo las agrícolas, para paliar los efectos de tres años de guerra.

 

El régimen franquista cortó los intercambios comerciales entre Canarias y Inglaterra, rompiendo las redes inglesas que controlaban esos intercambios, dejando un fuerte vacío que en principio sólo fue llenado por la actividad de los cambulloneros canarios que utilizaban los tránsitos de buques de todas las nacionalidades para desarrollar unas mínimas relaciones comerciales de Canarias con el exterior de forma semiclandestina. Por primera vez los canarios ocupan un puesto significativo en el comercio de exportación - importación, que no es anulado con la llegada masiva de comerciantes españoles a partir de 1950, entre otras cosas por la incapacidad de estos de suplir efectivamente a los ingleses.

 

Junto al aumento de la dependencia política  y económica de España, por ese efecto secundario se desarrolla un importante sector de empresarios comerciales canarios, y un pequeño pero dinámico sector industrial. La hegemonía del sector comercial llevan al régimen Económico y Fiscal de 1972 como sucedáneo de las antiguas franquicias, y malversación de los fueros canarios, en detrimento, de nuevo, de los sectores productivos canarios.

 

La represión generalizada de la cultura canaria, junto a las definitivas migraciones hacia las ciudades puerto coloniales o hacia los nuevos núcleos turísticos,  terminan por desvertebrar a la sociedad canaria, más aún cuando a las prohibiciones del aparato franquista se suma la acción de ciertos grupos de intelectuales canarios que rehuyen la tradición cultural maga, e importan y consumen las tendencias culturales europeas como expresión de modernidad y progresismo. Esos mismos intelectuales ayudan a difundir una versión falsificada de nuestra historia que lleva a ocultar hasta las propias crónicas oficiales de colonos españoles de los siglos XV y XVI. En esa inercia caen hasta sectores del nacionalismo canario que entre 1965 y 1984 rompen con la tradición política del nacionalismo canario desde finales del siglo XIX hasta 1936 ( 24 ). De hecho, con la transición española de 1977, todas las organizaciones canarias que antes de 1936 estaban confederadas a organizaciones españolas, pasan a ser dependientes de las organizaciones españolas, y su funcionamiento recuerdan al descrito por Ricardo Ruiz Aguilar en el siglo XIX de los partidos liberal y conservador españoles, antes mencionado.

 

Así sucedió con el PCC al que el PCE preparó un golpe de estado aprovechando la represión franquista en los años 60 para hacerlo dependiente de comité central español. Y así pasó con la Federación Obrera Canaria que desaparece en beneficio del PSOE y la UGT.

 

Las organizaciones canarias orgánicamente independientes de las españolas, caen así mismo en la dependencia ideológica y de objetivos políticos de estas.

 

Con el Pacto de Calatayud incumplido por los españoles y olvidado por los propios canarios; Con la mayoría de los fueros canarios liquidados; Con la dependencia ideológica de las organizaciones canarias; con una versión de nuestra historia inventada y falsificada por los españoles; con una sociedad descohesionada y desvertebrada, llegamos a la transición en el estado español, periodo en el cual no hemos sido capaces de utilizar la libertad política formal para organizarnos y recuperar nuestra soberanía, ya mediante la recuperación de la aplicación de los derechos del Pacto de Calatayud, ya exigiendo la salida de los españoles por su incumplimiento del Pacto.

 

 

 

Notas bibliográficas

1. - Celso Martín de Guzmán, discurso Día de Canarias en 1984.

- Abreu Galindo, ( "Que todas las franquezas y libertades que tenían, se le guardarían" ).   

- Historia de La Conquista de las siete Islas de Canaria.

- Ovetense ( "y así se le hizo su bautismo con gran solemnidad, como a persona real" ).

- El pacto para Tenerife, Juan Bethencuort Alfonso, Historia del Pueblo Guanche, tomo III.

2. - Fernando de Aragón, el Católico, nunca fue Rey de Castilla como se pudo comprobar a la muerte de la Reina Isabel que fue sucedida por su hija Juana, mientras Fernando siguió siendo Rey de Aragón y sólo regente de Castilla hasta su muerte. En ese momento le sucede su nieto Carlos de Hamsburgo, quien con la abdicación de su madre Juana en Castilla, se convierte en Rey de todos los reinos confederados. (Enciclopedia Larousse). 

 

3. - Abreu Galindo

    - Juan Bethencuort Alfonso, Historia del Pueblo Guanche, tomo III.

 

4.-  Abreu Galindo.

    - Luis Pérez Aguado, Revista Aguayro nº 228.

    - Pedro Cullen del Castillo, Torre de Gando.

 

5.- La continuidad cultural maga está descrita en:

   -  Juan Bethencuort Alfonso, Historia del Pueblo Guanche, tomo II

    - Africo Amasik, El Arbol de La Nación Canaria.

    - Pablo Quintana, La Literatura Africana Hoy.

    - Hupalupa, Magos, Maúros, Majoreros o Amasik.

    - 3.000 años de canariedad, AMAGA, Alternativa Maga Nacionalista.

 

6.- Juan Bethencuort Alfonso, Historia del Pueblo Guanche, tomo III.

 

7.- Antonio de Bethencourt Massieu, Pedro Agustín del Castillo su vida u obra.

 

8. - M Aranda, E. Galván y D. Alamo, Fuentes para una historia del derecho y de las administraciones públicas en Canarias.

 

9.- Juan Bethencuort Alfonso, Historia del Pueblo Guanche, tomo III.

  - Abreu Galindo.

  - Antonio de Bethencourt Massieu, Pedro Agustín del Castillo su vida u obra.

  - Julio Pérez Ortega, la conquista de Canarias tomo II.

 

10.- Alfonso de Ascanio y Poggio, El Régimen Jurídico de los Puertos Francos de Canarias y la CEE.

 

11.- M Aranda, E. Galván y D. Alamo, Fuentes para una historia del derecho y de las administraciones públicas en Canarias.

     - Antonio de Bethencourt Massieu, Pedro Agustín del Castillo su vida u obra.

 

  12.- Antonio de Bethencourt Massieu, Pedro Agustín del Castillo su vida u obra.

- Historia Popular de Canarias, El Antiguo Régimen.

- Julio Pérez Ortega, la conquista de Canarias tomo II.

 

13.- Revista de la Asociación Canaria de Estudios  Rey "Fernando Guanarteme" tomo II.

     - Juan Bethencuort Alfonso, Historia del Pueblo Guanche, tomo III.

 

14.- Revista de la Asociación Canaria de Estudios  Rey "Fernando Guanarteme" tomo II.

     - Luis Benitez Inglot, Instituciones Primitivas del Derecho en Canarias.

 

15.- Alfonso de Ascanio y Poggio, El Régimen Jurídico de los Puertos Francos de Canarias y la CEE.

 

16.- Historia Popular de Canarias, Conquista y Colonización.

 

17.- M Aranda, E. Galván y D. Alamo, Fuentes para una historia del derecho y de las administraciones públicas en Canarias.

     - Antonio de Bethencourt Massieu, Pedro Agustín del Castillo su vida u obra.

 

18.- Antonio de Bethencourt Massieu, Pedro Agustín del Castillo su vida u obra.

 

19.- Historia Popular de Canarias, El Antiguo Régimen.

 

20.- Historia Popular de Canarias, El Antiguo Régimen.

 

21.- Revista del Oeste Africano, nº 3-7 de 1985.

    - Las Canarias de Madrid del I al VI.

    - El obrero, varios números.

    - ¡ Vacaguaré !, 1907.

 

22.- Guillermo Ascanio, la crisis de los sectores agrícolas en los análisis publicados en varios números de la revista Espartaco.

 

23.- Guillermo Ascanio, análisis de la estructura socioeconómica canaria publicados en varios números de la revista Espartaco.

 

24.- Felipe Ros Brandon, Breve Historia del Nacionalismo Canario. www.amaga.org

 

www.amaga.org - 606057436 - amagacan@telepolis.com