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Movilizar la
integración nacional; Objetivo
prioritario Movilizar
la Integración Nacional es objetivo prioritario para AMAGA, Alternativa Maga
Nacionalista. Entendemos que ese es el proceso contrario a las dinámicas
de la dependencia colonial, que persiguen mantener la desintegración
nacional que nos han impuesto. Partimos
de una situación que podemos considerar de desventaja por la inexistencia de
instituciones que revitalicen los diferentes aspectos de la nación, tanto en lo
se refiere a su trascendencia histórica como a su integración en el conjunto nacional. Sin
la nación, sin entender primero el concepto de nación, de comunidad de
destino, no podemos entender el nacionalismo como su consecuencia. Movilizar
la integración nacional en una colonia, en una realidad desvertebrada, en una
comunidad con conciencia nacional desintegrada, requiere de un trabajo que: 1.
Replantee la percepción que los individuos tienen de los diferentes
aspectos constitutivos de la nación, la historia, el territorio, los sectores
sociales y la relación entre ellos, etc. que deben ser replanteados desde una
óptica propia, nacional, emancipada de los prejuicios y consignas marcados por
el colonialismo desde sus diferentes facciones. Aspectos que inciden en la
organización social nacional. 2.
Reconstruya los canales de cooperación política entre los diversos
sectores, desde la construcción de unidades básicas, los partidos a espacios
de consensos nacionales, constituyentes. Reconstrucción política orgánica que
debe ir acompañada de construcciones políticas teóricas como la definición
de la Soberanía, el Estado, ... que deben ser afrontados por el movimiento
nacionalista como sujeto de la emancipación. Aspectos que inciden en la
organización política nacional. La Historia: La
nación como realidad histórica es el aspecto en que se fundamenta el
nacionalismo como
movimiento para elaborar sus estrategias de lucha y justificar su propia
existencia. Toda nación
tiene su historia, que es producto de sus fuerzas vitales, una auténtica
voluntad colectiva viviente y activa. Es un conjunto de hombres unidos por la
comunidad de su destino histórico en una
comunidad de carácter. El carácter nacional, entendido como la condensación
de toda la historia de la nación, es el que define a cada nación. La
nación es la proyección del pueblo que la constituye a lo largo del
tiempo, desde el pasado hasta el futuro. Cada
individuo constitutivo de ese pueblo, nace y se vincula
totalmente a la nación, no es otra cosa que una parte de ese todo que es
la nación
A lo largo
de la historia la Nación Canaria no siempre tuvo la misma estructura orgánica
y no siempre tuvo la misma capacidad de decisión en cuanto a intereses que
afectaran a su destino. La Nación
Canaria vivió miles de años teniendo su destino confederado, con estructuras
políticas autónomas en cada isla, con cierta coordinación, sin que todavía
tengamos datos suficientes para definir las formas de la misma, más aún cuando
la historiografía oficial está empezando a aceptar la comunicación entre
Islas, y sucesos como que Tenesor Semidán firmara en nombre de todo el Archipiélago
en Calatayud, están aún sin analizar. Los canarios nos movíamos entre islas,
lo que garantizaba la cohesión de la Nación Canaria. Es más, nos
relacionábamos con el continente garantizándonos, a su vez, un mínimo de
contacto con la Gran Nación Amasigh, de la que formamos parte. Todo
cambia para la Nación Canaria
cuando el expansionismo feudal europeo llega a nuestras tierras. La necesidad
imperial, sobre todo de España y
Portugal, de buscar nuevas vías hacia las fuentes de materias primas convierten
a nuestro territorio con sus recursos estratégicos en un lugar apetecible para
sus necesidades de expansión, y de paso para autofinanciar el establecimiento
de las estructuras del comercio intercontinental con ciertos productos para el
mercado europeo, desde la caña de azúcar, al tomate, el plátano, y en cierto
sentido el propio turismo. A esa autofinanciación se le llamó REF. El pueblo
canario, la Nación Canaria pierde su soberanía nacional, si bien no del todo,
pues a lo largo de la historia colonial ha recuperado y mantenido cotas de
soberanía, siempre ha sido de manera fluctuante
y efímera, al no poder estructurar organismos
que garantizaran el mantenimiento de esta, de manera permanente. A
lo largo de la historia de la dominación colonial, una de las tácticas
empleadas por el aparato colonial es la búsqueda de alianzas coyunturales con
diferentes sectores sociales canarios. El hecho de que primaran los intereses
sectoriales en la sociedad canaria, antes que los intereses nacionales, y la
falta de visión de que esta realidad sólo beneficiaba de manera estratégica a
los intereses coloniales de España, hizo que se fueran perdiendo y se vayan
perdiendo, una tras otra, las oportunidades históricas de recuperar y
mantener cotas de soberanía nacional
canaria, tanto políticas como económicas. Sin duda
tenemos nuestra historia pero en los últimos 500 años la presentación de la
misma ha estado en manos del aparato colonial que controla los medios para la
investigación así como los medios de difusión, con lo que el colonialismo ha
conseguido imponernos su visión de nuestra historia, lo que nos obliga a la
tarea de reinterpretar los sucesos a partir de una visión emancipada de nuestra
historia.
La territorialidad:
Es una manifestación del carácter social
del hombre, de su carácter grupal. Toda
manifestación humana se desarrolla en un territorio que el hombre
considera propio, ya sea de manera individual o colectiva. Dentro de
la categoría de territorio, no sólo cae el concepto estricto de tierra.
En el territorio entran otros elementos que
forman parte de la casa común,
de la patria o de la nación. Elementos que van desde el espacio
aéreo o marítimo, etc., a intereses grupales de todo tipo, que
garanticen la pervivencia del
grupo, como pueden ser agua potable o un banco de pesca. La consciencia
nacional: Cada
individuo aprende a pensar, a sentir, a vivir como su nación le ha enseñado.
No somos otra cosa que herederos de la tradición nacional,
herederos de su cultura. Nuestra conciencia individual es producto de, y está
completada por la conciencia colectiva, por la llamada conciencia nacional. Dependiendo
de la forma de la conciencia nacional uno se puede sentir más o menos integrado
en la nación. Uno está más o menos predispuesto a colaborar en las dinámicas
que revitalizan a la Nación. No podemos
olvidar que la forma de una nación contiene elementos culturales-ideológicos
que condicionan cualquier movimiento de afirmación. Sería absurdo entender a
un militante nacionalista que ataque a alguno de esos elementos estructurales
que dan razón de ser a su propia Nación. Al ser la
conciencia producto del devenir
histórico, en los pueblos colonizados durante un largo periodo de tiempo, los
individuos incorporan una conciencia no integrada de la nación, fragmentada por
la acción colonial que lleva a los individuos y a los grupos sociales a actuar
de forma divergente, es por eso que la conciencia se debe integrar en el proceso
descolonizador de forma paralela al mismo proceso para que este pueda avanzar en
la afirmación del poder nacional frente al poder colonizador. Desde la
realidad canaria, la movilización de la integración nacional es muy difícil,
pues supone un cambio en la estructura e intensidad de la conciencia nacional,
si bien el grado de desarrollo social y político de la sociedad canaria
es complejo, es también cierto que está minada por orientaciones ideológicas
sectoriales, internacionalistas o universalistas que se oponen en muchos casos a
las dinámicas que revitalizan la nación por ser esas dinámicas contrarias a
la ideología sectorial. En la práctica
eso supone que no favorecen la defensa de la Nación Canaria, al no estar
dispuestos a realizar las acciones que necesita la nación para su afirmación,
no cuentan con la consciencia suficiente para decidir en cada momento según el
orden de prioridades y la conformación que impone la propia nación frente a la
óptica del grupo y/o la ideología sectorial.
De
esta forma es difícil propiciar la liberación nacional. Algunas de las
organizaciones con esas orientaciones ideológicas sectoriales a lo más que
llegan es a la utilización
y manipulación de la idea de
la nación, en defensa de sus intereses sectoriales,
llegando incluso
a plantearse la solución de
reivindicar la independencia política de
Canarias, hoy por hoy, ya mismo y sin contenido alguno, para poder controlar
ellos ese “aparato de Estado independiente”, sin ninguna construcción
nacional, sólo para satisfacer sus intereses sectoriales. En la práctica, un
Estado sin ninguna capacidad de decisión estratégica, sin soberanía nacional,
predispuesto a la dependencia, al neocolonialismo. La Soberanía Nacional:
En la teoría política
moderna, la conceptualización de la nación nace vinculada
a la Ilustración europea como necesario desarrollo teórico de una situación
histórica que tiene sus dos primeras manifestaciones en: 1.
La Revolución americana como construcción nacional anticolonial y
antiimperialista. 2.
La Revolución francesa como construcción imperialista de imposición de
un Estado sobre las realidades nacionales existentes. En lo que
se refiere a la construcción imperialista, como ya pasó con el imperio romano
y con los diferentes imperios cristianos desde Constantino a los Reyes Católicos
españoles, que también desarrollaron justificaciones teóricas, la moderna
conceptualización de la nación fue una respuesta a la necesidad de expansión
del floreciente capitalismo
europeo, como justificador de ese expansionismo en el caso de la revolución
francesa, y como oposición a ese expansionismo en el caso de la revolución
americana. Lo que nos recuerda que todo proceso de afirmación de una comunidad
de destino, de una nación, conlleva un trabajo de construcción política teórica
que va definiendo el propio proceso de afirmación como ocurrió en el rico
proceso descolonizador en los años 60 en Africa, proceso que recordemos fue
truncado por diferentes naciones imperialistas aniquilando a los líderes
dinamizadores de las construcciones políticas teóricas. En el esquema rousoniano,
el eje de sus concepciones radicó
en el desarrollo del concepto,
nuevo y revolucionario, de la soberanía nacional. Para Rousseau los
ciudadanos deben subordinar completamente sus
intereses privados
al bien común, uniendo armónicamente sus voluntades individuales
en el organismo colectivo del Estado nacional. La soberanía
surge así como un producto directo
de un contrato social , de un compromiso recíproco y vinculante
de todos los ciudadanos , iguales en derechos y deberes. Y el Estado
(como aparato administrativo de la nación ) aparece como el resultado de la
voluntad general y el depositario de la soberanía. Cualquier ciudadano,
reconocido miembro de la nación, por el hecho de serlo, puede acceder al poder
de la nación. Debemos
entender la soberanía nacional de manera dinámica, como una proyección histórica,
ya que estamos yendo más allá de la soberanía popular.
La soberanía
popular es el ejercicio del poder de un pueblo sobre su destino, en el momento
actual, tomando decisiones que condicionarán su futuro, pero se ejerce en el
momento presente. El ejercicio de la soberanía de un pueblo, las decisiones de
ese pueblo, no siempre son paralelas a los intereses de la nación. No
siempre son soberanía nacional. La
soberanía nacional tiene mayor transcendencia.
Si la nación es una proyección histórica del pueblo que la constituye, a lo
largo del tiempo, desde el pasado hasta el futuro. La nación conserva la
transcendencia de los que ya no están,
los que nos legaron su tradición,
su cultura, son el pueblo pasado y
se proyectan a través de nosotros hacia los que estarán mañana, el pueblo del
futuro. Cuando la soberanía popular tiene en cuenta los intereses, no sólo
particulares de una clase social u otra, sino los comunales, garantizando
la pervivencia y transcendentalidad de la colectividad,
se convierte en soberanía nacional. El Estado:
La soberanía nacional, en cuanto poder colectivo se materializa en la creación
de una estructura
mínima , un aparato político administrativo que da respuesta a las demandas
sociales y que asegura la unidad económica, la cohesión cultural y social de
la comunidad. Se hace
necesario garantizar el control de un mínimo aparato de Estado, aunque sea una
mínima estructura, que asegure la unidad económica a la vida de la comunidad.
Es a través de “El Contrato Social” de Rousseau como se expone una primera
teoría con la terminología nacionalista de
cómo se debe crear un Estado. Como decíamos
más arriba, se hace necesario la
creación de una estructura, un aparato político administrativo, que de
respuestas a las demandas sociales y que asegure una unidad económica de la
comunidad canaria, garantizando la capacidad de decisión sobre el territorio en
el sentido amplio, y que garantice un destino digno, o sea una estructura política
administrativa que recupere y mantenga la soberanía nacional. Lo importante es
que la estructura garantice la soberanía nacional, el poder para decidir lo que
permite dar transcendentalidad a la Nación. No es una
cuestión de máximos o mínimos, sino de lo necesario y lo suficiente, por
ejemplo, como nacionalistas no tiene sentido la creación de un Estado
independiente que no garantice la soberanía nacional y la pervivencia de
la Nación Canaria. Un Estado “independiente” hueco y meramente formal en el
concierto planetario, con sus intereses en manos foráneas y una soberanía
inexistente, eso sí, con bandera,
himno y “su clase política”. No
tiene sentido un Estado neocolonial.
La organización política:
La fuerza política encargada de dinamizar la integración nacional, así como
de la creación y modernización de esa estructura necesaria y suficiente en el
ejercicio de la soberanía nacional, es el nacionalismo, movimiento de afirmación
nacional, capaz de superar las tensiones sociales dentro del conjunto de
la nación. Las distintas orientaciones ideológicas, manifestaciones de los
intereses sociales de clase, no
pueden ser antagónicas a los
intereses de la nación, pues si no pondrían en peligro la soberanía nacional,
manifestación de la unidad de la
nación. Pondrían en peligro la pervivencia de la propia nación y el pueblo
que la constituye. Se hace
necesario que desde el nacionalismo canario se desarrolle un cuerpo teórico que
defina la movilización de todos los sectores de la sociedad canaria en defensa
de los intereses colectivos, de los intereses nacionales, en definitiva en
defensa de la Nación Canaria. Debemos movilizar la integración nacional. Podemos y debemos
crear los instrumentos económicos, políticos, sociales y culturales, que
garanticen la toma paulatina
de poder, la recuperación de cotas de soberanía nacional, que nos
lleven a la liberación nacional. Si de verdad queremos la
liberación nacional canaria, la recuperación y pervivencia de la Nación
Canaria, sólo nos queda movilizar
la integración nacional, aglutinar a todos y cada uno de los sectores
sociales en la creación de estructuras nacionales permanentes que garanticen la
soberanía nacional en todo momento, y que nos lleve esta a donde
quiera el pueblo canario. Relacionando soberanía popular, en cada
momento, con soberanía nacional. AMAGA, Alternativa Maga Nacionalista Secretaría Nacional de
Formación. José A. Alemán Hernández. |