Nueva Acampada.
En la tradición cultural canaria están constatadas las
Acampadas como una Costumbre habitual y generalizada. Los canarios, con
viviendas estables en los lugares habituales de residencia, en determinados
periodos nos desplazamos a ciertos lugares para en un campamento no estable
pasar un breve periodo de tiempo de vacaciones y/o fiestas.
Esta costumbre milenaria asombraba a los visitantes europeos que
pasaban por nuestras Islas, por estar acostumbrados a vivir en viviendas
estables, o a ser nómadas de campamento en campamento. Ellos, los europeos
nunca entendieron que a los canarios nos guste pasar periodos fuera de nuestras
casas, con el simple ánimo de descansar y divertirnos en campamentos
inestables. Como prueba de la incapacidad de los europeos de entender nuestras
costumbres y nuestra forma de ver la vida, podemos leer el relato del francés René
Verneau, que describe como los canarios practicamos y nos gusta acampar:
“Después
de haber franqueado el Istmo de Guanarteme. ......... Llegado el atardecer,
...plantaban en la arena algunas estacas que unían en lo alto, cubrían esta
estructura con una estera de hojas de palmera y así tenían un refugio donde
pasar la noche. Una simple estera extendida en el suelo servía de cama a toda
la familia. Era un espectáculo curioso contemplar .......
preparar al aire libre la cena. Los niños se revolcaban en la arena, las
mujeres limpiaban al resplandor del fogón el pescado del que se compondría su
cena, los perros se disputaban los desperdicios y, durante ese tiempo, los
hombres estaban tendidos en la playa”.
También en este relato del siglo XIX podemos ver como en la bahía del Confital, por acá del Istmo, donde se encuentra lo que llamamos El Confital, se seguía acampando en ese siglo, como seguimos acampando a lo largo del siglo XX y en lo que llevamos de siglo XXI.
Los
relatos históricos escritos de visitantes europeos, así como los relatos
orales y recuerdos fotográficos de los propios canarios, prueban que la
costumbre de acampar es un uso tradicional de nuestro pueblo, y que El Confital
es uno de los lugares donde se ha practicado ininterrumpidamente ese Uso y
Costumbre, por lo que ninguna administración legalmente nos puede negar el
derecho a seguir acampando, consolidado por nuestra tradición.
Es
la practica tradicional de acampar en El Confital lo que nos da derecho a seguir
practicándola, derechos de Usos y Costumbre que se sitúan por encima de
Normativas Municipales y Leyes Generales posteriores al Uso y Costumbre.
Este es el motivo por el que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria no pudo impedir las acampadas a lo largo de 2004, ni en lo que llevamos de 2005, y es para mantener esos derechos por lo que de nuevo instamos a seguir acampando, y de esa forma disfrutar de nuestras costumbres milenarias y de paso parar cualquier especulación urbanística en El Confital.
Nueva Acampada
AMAGA;
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