Reflexiones sobre las manifestaciones del 19 de Octubre de 2000. 

            Con las tres concentraciones habidas en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria el pasado jueves, pudimos ver un poco la historia del porque en los 20 años de democracia no hemos podido articular una respuesta a las situaciones injustas que se dan en Canarias.

 

            El jueves por una parte estaba la oficialidad en Canarias, esa que habla sólo de lo que le interesa, y que silencia aquello que no le interesa como si con el silencio consiguiera eliminar lo canario. Silencia nuestra cultura, silencia nuestras necesidades, silencia sus injusticias.

            La Oficialidad no responde ante el grave problema que supone que más de 400.000 canarios están en el umbral de la pobreza. No responde porque saben que en la última década empresarios y trabajadores foráneos se han llevado más del 55% del producto interior bruto. Los trabajadores gallegos, andaluces, italianos, alemanes, etc. la inmigración legal ... por si sola se llevaron más del  12 % de ese producto interior bruto - unos 3 billones 500 mil millones de ptas.

            Para ocultar esa realidad, esa oficialidad sólo habla de inmigración irregular y de racismo, como si ese fuera el problema. Callan el problema real como si no existiera. Eso si, callan la realidad organizando una bochornosa fiesta con la mezquina intensión de comprar con un bocadillo y un refresco al pueblo canario. Todo se soluciona con una fiesta y nadie se acuerda de los puestos de trabajo que se van a manos foráneas.

 

            En otra de las concentraciones pudimos ver la atadura que hemos tenido los canarios en estos 20 años. La atadura son los oficiosos, esos que se vende como oposición a la primera, que habla de rebeldía y de revolución, pero que en la práctica habla de lo mismito, lo mismito que la oficialidad. También silencia nuestra cultura como si le diera vergüenza, y nuestra realidad con la invención de una realidad revolucionariamente correcta según los manuales europeos. Difunde discursos prefabricados, políticamente correctos, que con la ayuda de los medios de comunicación oficiales pretende acallar, tapar las voces de protesta del pueblo con un discurso supuestamente radical y contestatario.

            Son las vanguardias, élites e intelectualidades, progres como los que más, que como el jueves son incapaces de escuchar al pueblo del que salen, y que en algunos casos dicen representar.  Y decimos que no escuchan como volvieron a demostrar el jueves. Sin ni siquiera oír lo que decían los canarios que fuimos a pedir una ley de residencia, esas vanguardias gritaban desaforados a la gente normal; racistas, xenófobos, fascistas, sin darse cuenta que con sus gritos y su actitud, los intolerantes fueron ellos, y los que reducían el debate a una cuestión de razas eran ellos.

            Mientras la manifestación pedía el control de toda la inmigración independientemente de razas, ellos, los progres, reducían el debate a una parte de la inmigración.

            Lo que es más importante, esos intelectuales, analistas profundos, no dicen  como se resuelve el que la riqueza que pasa por Canarias se nos va, que los que ocupan los puestos de trabajo son otros, y los que ocupan la marginación, somos los canarios. Hay que preguntarle a esas vanguardias, quienes son más racistas, los que ellos atacaron, o los que están permitiendo la exclusión de los canarios en esta nuestra tierra.

            Esas élites son muy solidarias, en muchos casos con sueldos seguros, públicos, y por eso compran en las grandes superficies foráneas para que el dinero salga más rápido de Canarias. Se limpian la consciencia hablando de los pobres del mundo y del comercio justo, y dan la espalda a los 400.000 canarios en el umbral de la pobreza mandando el dinero a las multinacionales que secan la economía canaria.

 

            Además les recordaríamos una frase de un poeta hermano y muy escuchado por ellos, “ la tolerancia es la pasión de los inquisidores”.

 

            Sobre estas vanguardias queremos hacer especial atención a aquellos que se dicen nacionalistas para preguntarles ¿Como pueden reconstruir una nación sin escuchar al pueblo de esa nación?. ¿Con que permiso utilizaron la bandera nacional canaria para enfrentarla a una parte del pueblo canario con sus insultos?. ¿Son realmente nacionalistas o progres escondidos tras las sietes estrellas para que no se les vean las orejas?.

 

            Además de sordos, son ciegos. Se fabricaron la imagen del racista tal como ven por sus televisiones y canales “correctos” que son los racistas europeos, y no fueron capaces de ver que a quienes estaban insultando el jueves eran canarios normales, como sus madres, padres o hermanos, y no esa imagen prefabricada, importada.

 

            Lo esperanzador del jueves es que a pesar de los silencios de la oficialidad, y de los gritos de los oficiosos, el pueblo canario se manifestó pidiendo una Ley de Residencia. Ni los insultos permanentes por los medios de comunicación, ni las amenazas policiales, ni la intimidación de la policía con helicópteros y cordones policiales que dificultaban la llegada a la concentración en favor de la Ley de Residencia que era la que tenía la notificación en el periodo legal, ni las provocaciones de la contramanifestación, ninguna de esas dificultades impidió que unas cuantas miles de personas nos concentráramos en la defensa de Canarias, sobre todo de los canarios que estamos perdiendo los puestos de trabajo y las empresas en manos de la inmigración blanca.

 

            No sólo nos concentramos. Después de hora y media de discurso, ni un comentario racista, ninguna manipulación de las cifras  reales de inmigrantes, de quienes se quedan con los puestos de trabajo. Sólo mensajes positivos a favor de una Ley de Residencia, que como dijeron los organizadores, controle toda la inmigración, toda, la que se lleva nuestras riquezas, la inmigración española y europea que viene en aviones, y los que vienen por necesidad en barquillas, porque resulta que a pesar de nuestros sentimientos, la densidad de población y los desequilibrios socioeconómicos no nos permite recibir ni tan siquiera a esa parte pequeña de la inmigración que viene del resto del continente africano.

 

            En esta concentración si se habló de la pobreza que hay en Canarias, y de medidas económicas y de la Ley de Residencia, para solucionar esa pobreza.

 

            Aunque sentimos cierta tristeza por algunas caras conocidas que encerrados en sus discursos y consignas prefabricadas made in europa, mostraban su intolerancia hacia una parte del pueblo canario, regresamos contentos porque cuando los canarios actuamos, no hay engaños que nos paren, y puede ser que esta vez estemos articulando la respuesta a las injusticias que padecemos los canarios..

 

AMAGA, Alternativa Maga Nacionalista.

Felipe Ros.