Cairasco de Figueroa y el pensamiento canario.

            En los análisis sobre Cairasco Figueroa hay un aspecto que aunque se menciona, creemos que no se le da la importancia que el mismo tiene para comprender algunas descripciones que el hace. Este aspecto es importante no solo para recuperar su figura en la Literatura Canaria, sino incluso para comprender  la actuación de muchos intelectuales canarios en la actualidad.

            Estando de acuerdo con José Miguel Perera en que la obra de Cairasco es una clara demostración de que el autor pone lo canario en el centro de su pensamiento, el planteamiento que sita José Miguel Perera del mejicano Leopoldo Zea sobre la adaptación de las ideas, ideologías y filosofías llegadas a Méjico desde Europa, por ser Méjico una realidad diferente, y no haber tiempo para la elaboración de formas propias, es un suceso cierto que ocurrió y ocurre en muchos países, entre ellos Canarias, con una pequeña salvedad. Esa adaptación se da entre los colectivos humanos inmigrados. Es decir, los colectivos llegados a la realidad diferente, con unas ideas, ideologías y filosofías adecuadas a la realidad de donde partieron, que se ven obligados a adaptar esas creencias a la realidad a la que llegan. Sin duda que las creencias importadas y reformadas pueden también ser asumidas por nativos, aborígenes, o como nos quieran llamar, que quieran ser valorados por los colectivos inmigrantes.

            Pero los aborígenes, los nativos, o como nos quieran llamar, tenemos unas ideas, ideologías, filosofías propias que ya existían antes de llegar los colectivos inmigrados, y que son creencias que si se elaboraron a partir de la realidad que es. Cuando Cairasco de Figueroa toma a Canarias como centro de su pensar, no lo hace como parte de un proceso de adaptación a una nueva realidad. Cairasco claramente se declara parte del pueblo preexistente, nos aclara que aprendió la primera lengua de los canarios de su abuela materna, y aunque en los diálogos, poemas, etc. para hablar de la cultura canaria se sitúa en una posición intermedia, equidistante entre lo canario y lo foráneo, no cabe duda que el conoce desde dentro la cultura de la que habla, el domina la lengua y las creencias de nuestros antepasados. El declara espiritualmente correcta el conjunto de nuestras creencias, correcta incluso desde la propia finalidad de la ideología impuesta.

            Aquí tenemos una diferencia con José Miguel Perera. Cairasco no hace una adaptación de la filosofía cristiana a la realidad canaria. En ese caso lo que hubiera defendido es la necesidad que tenía su pueblo para aceptar las creencias cristianas-españolas, aunque adaptadas a la realidad del Archipiélago. Al contrario, Cairasco como indica José Miguel Perera lo que hace es defender la espiritualidad, la humanidad del pueblo canario frente a las pretensiones “civilizadoras” de los foráneos.. Cairasco va más lejos, acusa a los invasores foráneos de ser poco cristianos, de no ejercer la humanidad, la espiritualidad de las creencias que vienen a imponer. Cairasco, siendo clérigo de la iglesia católica, les dice a los llegados que los canarios somos más humanos, y por tanto que nuestra cultura nos es salvaje, sino que al contrario es portadora de humanidad, y en esa medida debe ser admitida como cristiana sin que se produzca la renuncia a nuestras creencias.

            En este punto es recomendable no olvidar la historia personal de Cairasco de Figueroa. Hijo de canaria y de italiano, aprende la cultura materna en el seno familiar, de la misma forma que se suele en Canarias, por la llamada vía matrilineal. Por otra parte aprovecha las puertas que le abre su padre para estudiar en las universidades españolas, es nombrado clérigo y ocupa un puesto importante en las estructuras sociales de los colonos llegados a Canarias. Una vez situado, Cairasco habla y defiende el papel de los suyos. No adapta el planteamiento de los llegados. Su pensamiento no intenta imitar las ideologías llegadas e imponerlas a la realidad canaria. Situado en el centro de difusión de las creencias importadas, la iglesia católica, Cairasco asume la defensa y difusión de la forma de ser de su pueblo materno, el canario.

            Es un debate vivo hoy sobre el papel actual de los intelectuales canarios. Deben aceptar las ideas, creencias, ideologías, filosofías llegadas desde Europa, o USA, e intentar que la realidad canaria y esas creencias se adapten, o deben impulsar la creatividad canaria para desarrollar, hacer crecer nuestras propias creencias, nuestra propia filosofía en las nuevas situaciones mundiales. ¿Es Canarias nuestro centro de partida, o cogemos a otros como centro y marginalizamos nuestra propia existencia?.

            Cairasco vivió en una época complicada para el pueblo canario. En el siglo XVI el imperio católico español llega a su mejor apogeo, situación bien diferente a la existente en 1481 cuando se firmó el pacto de Estado. Su poder económico y militar estaba asentado sobre todo en las amplias riquezas de América Latina, y en ese entramado Canarias era una pieza necesaria para el comercio transoceánico. A la sombra de ese poder, la Iglesia Católica imponía en buena parte del mundo sus criterios homogenizadores con instrumentos como el Tribunal de la Inquisición. Con el fortalecimiento del poder español, Canarias pierde de hecho las condiciones pactadas en el tratado firmado por Tenesor Semidan por Canarias y Fernando de Aragón por los reinos de las Españas. Perdido el  poder político, el pueblo canario se refugia en el silencio, en vivir las cosas sin hacer alarde de las mismas que permite entre otras cosas que las instituciones españolas en Canarias quedan limitadas a unos pocos núcleos de población, donde estaba asentada la población inmigrante. Incluso las instituciones religiosas no se generalizan en el Archipiélago hasta finales del siglo XIX y principios del XX.

            También habría que recordar que la  asunción de los papeles de pobreza y humildad, no se hace por la constatación de niveles de vida inferiores en Canarias. Al contrario, la dieta, fortaleza, longevidad, la belleza entre los canarios son constatados hasta por los cronistas españoles, que en su conjunto separan “lo salvaje” de nuestras creencias religiosas, del nivel de vida alcanzado por el pueblo canario. Desde esa realidad, más bien podemos interpretar la asunción de la pobreza y humildad por parte de Cairasco por la nueva realidad de hegemonía militar española en el mundo.

            En ese contexto la cultura maga-canaria es vivida por nuestro pueblo con el único inconveniente de que no existen instituciones públicas para preservarlas, y que las mismas deben ser hechas a escondidas de los españoles. En esa situación es en la que Cairasco decide escribir en la lengua de los españoles sobre nuestra historia y nuestra cultura, y es en esa situación en la que Cairasco asume la defensa de su cultura materna, incluyendo reflexiones sobre la relación entre los dos pueblos. Es en esa situación en la que Cairasco decide poner a Canarias en el centro de su pensamiento, y al pueblo canario y la cultura maga en la base desde donde construir el futuro. Cairasco como dicen José Miguel Perera, Manuel Padorno y otros estudiosos de su obra, se define como canario, diferenciándose en contenidos y formas a los españoles de la época: Para los canarios de hoy, Cairasco hizo algo más importante, defender la forma de ser de su pueblo, y diferenciarse de aquellos que nos quieren imponer sus ideologías.

 

AMAGA, Alternativa Maga Nacionalista.

Felipe Ros.